La ruptura del tímpano, o tímpano perforado, es una abertura o un agujero en el tímpano. La membrana timpánica (tímpano) separa el oído medio del externo y vibra cuando es golpeada por las ondas sonoras, que se convierten en impulsos nerviosos que viajan hasta el cerebro.
El tímpano actúa como una barrera que evita que los materiales externos, como las bacterias, penetren en el oído medio. Cuando el tímpano está perforado, las bacterias viajan con facilidad hasta el oído medio y pueden causar una infección.
Las infecciones en el oído pueden ser una de las causas más comunes del tímpano perforado, especialmente en los niños. De la misma manera, la ruptura del tímpano puede ser causada por un ruido muy fuerte cerca del oído, un cambio rápido de presión (volando, buceando o conduciendo por montaña), un objeto extraño en el oído, un traumatismo (una cachetada en el oído o una explosión) o la inserción de un objeto pequeño en el oído para limpiarlo.
Después de una ruptura de tímpano puede aparecer secreción, ruido o zumbidos, molestia o dolor de oído, hipoacusia en el oído afectado, debilidad facial o vértigo (en los casos más graves).
La ruptura del tímpano tiende a recuperarse por sí sola en dos meses. El médico puede proponer antibióticos para prevenir o tratar la infección y analgésicos para aliviar el dolor. También se puede aplicar calor para aliviar las molestias. En algunas ocasiones, el médico puede colocar un parche sobre el tímpano para acelerar la curación.
Mientras el oído sana, hay que mantenerlo limpio y seco. Así, al tomar una ducha, se recomienda taponar con un poco de algodón el oído para evitar que entre agua.
Recuerda que siempre debes consultar el tratamiento con tu médico.